El curriculum abarca desde una visión restringida asociada a un
programa estructurado de contenidos disciplinares, al conjunto de experiencias
provistas principalmente por la escuela, hasta una visión más amplia que señala
que el curriculum es construido por los sujetos en un contexto sociocultural determinado.
Soto (2002) señala que el curriculum no es neutro y debe ser considerado a
partir de la tríada: profesor, contenido cultural y alumno conforme a los tipos
de hombre y sociedad deseados por la sociedad organizada, y de los enfoques
teóricos y las correspondientes prácticas concordantes con ellos que orientan
esa interrelación. Grundy (1991) señala que el curriculum no es un concepto,
sino una construcción cultural, por lo tanto explica la forma de organizar un
conjunto de prácticas educativas humanas. En este sentido, el currículum no es
algo a priori, sino que responde al contexto social.
"Un curriculum
cognitivo para enseñar a pensar a alumnos y alumnas de Educación
Infantil", pretende fomentar la enseñanza de estrategias generales dentro
del curriculum ordinario en las primeras etapas educativas. Enseñar a pensar a
nuestros alumnos en este periodo, cuando la plasticidad de sus estructuras
cognitivas son evidentes, les ayudará, sobre todo, a tener éxito. Esta
constante reflexión sobre su propio pensamiento, estas habilidades de tipo
metacognitivo serán las bases necesarias para un aprendizaje reflexivo,
creativo y autosuficiente, tan necesario en nuestras aulas actuales. Para
pensar de una manera eficaz, se necesita un curriculum dirigido a la enseñanza
de procesos cognitivos con el objeto de proporcionar al alumnado herramientas
de pensamiento para que las puedan transferir a las diferentes actividades y
áreas curriculares y, en definitiva, a la solución de problemas novedosos.
Asimismo, pretendemos abrir nuevas vías frente a la creciente demanda que
presentan los padres a participar colaborativamente con los profesores en la
educación formal de sus hijos.
El propósito principal es que los
niños aprenden explorando activa y libremente el medio, "a través de su
propia experiencia y no a través de un programa didáctico de la
profesora". El educador, como observador participante, debe ser capaz de
conocer el proceso de desarrollo de cada niño, ofreciéndole actividades que
sean de su interés y apropiadas a su nivel; y como adulto creativo, de
organizar el espacio (sala de actividades) y el tiempo (rutina diaria) para que
el niño se desplace libremente, interactúe con los demás niños y adultos, y
lleve a cabo sus planes de trabajo.
El enfoque cognitivo supone que
los objetivos de una secuencia de enseñanza, se hallan definidos por los
contenidos que se aprenderán y por el nivel de aprendizaje que se pretende
lograr. Por otra parte, las habilidades cognitivas a desarrollar siempre se
encuentran en vinculación directa con un contenido específico.
En síntesis, son tres etapas en
el proceso de enseñanza, la primera pretende preparar al alumno a través de la
búsqueda de saberes previos que podrían propiciar u obstaculizar el
aprendizaje, la segunda, la de activar los conocimientos previos al presentar
los contenidos y, finalmente, estimular la integración y la transferencia en
virtud de la nueva información adquirida.
En el currículum, sólo destacan los contenidos en la medida que activan
procesos mentales, por lo tanto se responde fundamentalmente a las preguntas de
cómo y qué llega a conocer el sujeto.
Al elaborar el plan curricular
debemos tener en cuenta el desarrollo de la inteligencia, es decir las etapas
como la sensoria motriz, la etapa pre operacional, la de las operaciones
concretas y de las operaciones formales. Lev
Vigostky, con su teoría socio-cultural, se refiere a las zonas de desarrollo real, potencial y zona de
desarrollo próximo. David Ausubel, con su teoría cognitiva, con el aprendizaje significativo.
En esta misma línea, Ferrada (2001) comprende el curriculum como una construcción
social que surge de las múltiples y diversas interacciones de los sujetos que
componen una comunidad educativa contextualizada histórica y socialmente,
sujeta tanto a relaciones de imposición, como también de diálogo, y en que los
procesos de selección, transmisión y evaluación del conocimiento educativo que
lo conforman, pueden constituir una instancia significativa para producir las
transformaciones necesarias que conduzcan hacia una sociedad construida con la
participación igualitaria de todos los sujetos que la componen. Las teorías
curriculares constituyen «clasificaciones que sistematizan las distintas
orientaciones teóricas presentes en el campo curricular, convirtiéndose en
marcos ordenados de las concepciones sobre la realidad que abarcan, y pasan a
ser formas, aunque sólo sean indirectas, de abordar los problemas prácticos de
la educación» (Gimeno Sacristán, 1988, 44). El trabajo que presentamos se
sustenta fundamentalmente en los planteamientos curriculares de Ferrada (2001)
y las perspectivas y enfoques curriculares posteriormente pasan a constituirse
en categorías teóricas bajo las cuales se realizan.
una fuente no estaría mal... gracias ;)
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